jueves, 3 de mayo de 2012

El aristócrata de poca monta

En estas tierras, antiguas colonias españolas, pululan los personajes que creen ser descendientes de miembros de la nobleza.  Es triste ver esos miembros de la aristocracia venidos a menos viviendo en esos conjuntos cerrados del norte que parecen colmenas de personas, soñando con el día en que puedan vivir en estratos más altos. Son aquellos que insultan a las empleadas de servicio, en ocasiones llegando a agredirlas físicamente, invocando un antiguo deseo de ser terratenientes esclavistas.

Algunos están realmente en condiciones paupérrimas. Claro, es natural, de abolengo no se vive. Los más tristes, de hecho, han recurrido a robar las casas de sus familiares, inventando cuentos y engatusando celadores para que les crean que aquello que se roban les pertenece. No falta entonces encontrar que se ha perdido el marco de plata donde antes estaba la foto del abuelo. No es que por nostalgia se hayan llevado el retrato, ése lo dejaron en el puesto, ahora con un marco de aluminio. O lo que es peor, que se ha perdido un televisor. Siempre es que se ve cada cosa.

lunes, 10 de octubre de 2011

Líneas asquerosas de conquista

"Mi mamá se murió. Soy un pobrecito huérfano. Cuánto a que eso te afloja los calzones, ven y te acuestas conmigo por el pesar que me tienes".

domingo, 18 de septiembre de 2011

La profundidad de un cenicero

"Tener iphone es mejor que tener blackberry, y el tipejo ese no me daba la razón", "Me voy a clase. No, no estoy aprendiendo nada, me voy a clase de Spinning", "Compramos todos los muebles en Miami". 

Es la gente que no tiene un solo libro en su casa, y detesta a los que hablan de libros porque siente que le están echando en cara las obras que no conoce es la que más se ofende cuando los demás los hacen caer en cuenta de su ignorancia. 

No es de extrañar entonces recibir malas caras o cartas de reclamo cuando alguno de estos personajillos de poca monta perciben comentarios que no entienden en conversaciones inteligentes como ataques a su pretensión de profundidad. Una profundidad que, claramente, se asemeja a la de un cenicero. 

jueves, 11 de agosto de 2011

El oficinista de poca monta

Ah, cosa sabrosa que son los oficinistas de baja ralea. Esos que no hacen su trabajo, no miran a nadie a los ojos, se regodean con su agresivdad pasiva y no pierden oportunidad para besar uno que otro trasero.

El oficinista de poca monta tiende a sufrir de algún defecto fisico que hace insoportable su apariencia, como por ejemplo un acné de adulto irreversible donde los granos han salido sobre las cicatrices dejando como resultado a un ser humano tremendamente acomplejado. La fealdad es resentida.

Claramente al oficinista de poca monta no le gusta trabajar. Cada trabajo que tiene está, según él, por debajo de sus capacidades. Por eso no trabaja. Y por eso se molesta continuamente con sus superiores. Al oficinista de poca monta no le gusta rendir cuentas. Tanto le molesta rendir cuentas al oficinista de poca monta, que es capaz de saltarse cadenas de mando para ensuciar a todos a su alrededor. Si una iniciativa fracasa, no es culpa jamás del oficinista de poca monta. Es culpa de todos a su alrededor.

Qué mejor regalo para un oficinista de poca monta que un practicante. De esa forma, el practicante hará todo su trabajo mientras el oficinista de poca monta puede dedicarse a otros menesteres, como cuadrar la polla mundialista de la oficina. Eso le garantizará sonrisas de algunos superiores y no tendrá que responsabilizarse por su trabajo. De tal forma, cuando el practicante (que por definición no conoce el trabajo que debe hacerse y está en entrenamiento) falle, el oficinista de poca monta se lavará una vez más las manos y reprenderá al practicante. Esto le da al oficinista de poca monta una ilusión de poder.

Nadie sabe besar traseros como el oficinista de poca monta. Es el primero en ofrecerse para buscar el teléfono del domicilio de las empanadas (hay oficinistas en cargos superiores para los que buscar en Google es dificilísimo), para cargar las cajas, para meter la cucharada en cualquier cosa que implique no hacer su trabajo.

Cada oficina tiene uno. Cuéntenos el suyo.

domingo, 24 de julio de 2011

La pobrecita mentirosa

Dentro del colorido abanico de gente infame que hay en el universo, existe una especie que llama la atención dentro de su infamia: las que no tienen carácter.

Estas pobrecitas o pobrecitos únicamente cargan en sus espaldas la responsabilidad de ser débiles lacayos, perennes ovejas buscando a qué amo servir. A veces ese amo es un hermano o hermana, a veces es un jefe, a veces es una secretaria gritona con jartera de hacer su trabajo.

En cualquier caso, estas personitas son infames por transitividad. Son personalidades débiles, casi insignificantes, que como parásitos se adhieren a entes más fuertes de su ecosistema y como las sanguijuelas que son se alimentan de los desechos de sus organismos anfitriones.

Esto hace que, dentro de sus pequeñas mentes estrechas sean capaces de mentir, calumniar, engañar e inclusive vandalizar propiedades ajenas con el fin de congraciarse con sus amos.

Por supuesto, esta ralea de personas no está libre de sus propias culpas, y como en toda relación simbiótica, los esclavos reciben el apoyo de sus amos para encubrir sus crímenes.

Ejemplos de estos personajes abundan en la cultura popular: Peter Pettigrew, el popular 'Wormtail' de Harry Potter; Lindsay, del dúo Marley and Lindsay en The New Adventures of Old Christine, las hienas de Skar en el Rey León, y Waylon Smithers, de Los Simpson.

domingo, 15 de mayo de 2011

La sabiduría de la recién parida

Algo tiene la maternidad, que parece imbuir de una sabiduría venerable a algunas nuevas madres.

Tal parece que estas nuevas madres no son conscientes de que hacer hijos no sólo no tiene ciencia alguna y que basta con mirar hacia la calle para ver niñas hasta de 13 años llenándose de vástagos.

No, para estas nuevas madres hacer hijos es un arte que sólo ellas conocen. Esto, en sus mentes, las convierte en grandes matronas que tienen autoridad para opinar y ordenar sobre todos los que las rodean, pues sólo ellas conocen la realidad de la vida.  Evidentemente, el Milagro de la Vida viene con ínfulas incluidas.

Por supuesto, a estas ilustres señoras se les olvidó mirarse al espejo en el instante en que parieron. No sólo porque se dedicaron a ver la paja en el ojo ajeno sin mirar la viga en la propia, sino porque no parecen ser conscientes de que parecen seguir estando embarazadas cuando sus bebés ya caminan, mientras sus familiares y allegados manifiestan una antipatía cada vez mayor hacia ellas y hacia los pobres vástagos que son indirectamente responsables de haber convertido a sus madres en estos monstruos insoportables. 

Sería bueno que en vez de andar impartiendo sabiduría cual prefectas de disciplina, las madres recién paridas enfocaran sus energías en una buena temporadita de gimnasio y nutricionista. Les convendría, principalmente, porque estar ocupadas les quitaría tiempo de andar molestando a los demás.

martes, 3 de mayo de 2011

El analista político de Facebook

Suele ser alguien con una profesión que no tiene nada que ver con el análisis político, pero que aprovecha cualquier oportunidad para convertir su estatus de facebook en una columna de opinión, de la peor ralea, y con errores de ortografía.

En los peores casos, los analistas de facebook son también oportunistas que esperan saltar a la fama por escribir en el 'wall' de otros escritores famosos, por opinar en las páginas de campañas cerradas hace tiempos, o por mandarles mensajes obscenos a periodistas de renombre.

Hay que temerle a la ira del analista político de facebook. Como parásitos que son, pueden volverse contra su anfitrión, como las garrapatas contra los perros, cuando éste se niega a ser su vehículo hacia la fama y la fortuna. Entonces vendrán los atropellos y los insultos, cualquier opinión se convertirá en "mamertada", y el ídolo de su juventud en la red se convertirá en enemigo acérrimo.